Costos sociales de la actual situación del país: pobreza y desigualdad
“En el pequeño mundo en el cual los niños viven su existencia, no hay nada que se perciba y se sienta con tanta agudeza como la injusticia.”Charles Dickens
AUTOR: FELIPE DE JESÚS BALDERAS/http://www.vanguardia.com.mx
La
realidad desigual que se vive en nuestro país es consubstancial a sus orígenes
como nación. Desde la Conquista, la Colonia, la Independencia, la Reforma y la
Revolución a la fecha, no ha habido grandes diferencias. El tiempo ha pasado,
pero las circunstancias en las que vive más de la mitad de la población
nacional siguen siendo las mismas. Se manifiesta en condiciones, niveles y
esperanzas de vida fuertemente diferenciados entre personas y grupos
poblacionales y determina trayectorias laborales y educativas que profundizan
estas distancias.
Juan
Jacobo Rousseau, en su libro Discurso sobre el origen y fundamento de las
desigualdades entre los hombres, publicado en 1755, afirma que las causas de la
desigualdad se encuentran en la obligación de cumplir con las leyes y en el derecho a la propiedad produciendo en
los hombres la avaricia y el deseo de posesión. Su reflexión lo lleva a pensar
que la sociedad determinó la regulación de los derechos y deberes de los
hombres perdiendo la libertad y olvidándose de vivir una vida sencilla,
provocando la pérdida de igualdad.
La
desigualdad social engloba otras formas desigualdad como la jurídica, la
económica y la cultural. En el caso concreto de América Latina y
particularmente México, seguimos siendo un espacio de profundas desigualdades,
superando incluso a algunas regiones africanas, según lo muestra el coeficiente
Gini (forma de medición de cualquier tipo de desigualdad). Por supuesto, la
insatisfacción y la inequidad debilitan los vínculos de cooperación en el seno
de la sociedad, cuestionan la legitimidad de las instituciones y conllevan una
pérdida de credibilidad en las autoridades.
Y
aunque en nuestro país se habla de un boyante crecimiento económico, este no va
de la mano con el desarrollo social, pues crecimiento no es lo mismo que
desarrollo. México, curiosamente es la economía número 11 del mundo;
paradójicamente, el nivel de pobreza según CONEVAL (2015) es de 53.3 millones
de personas, de las cuales el 46.3% vive
en situación de pobreza alimentaria, de capacidades y de patrimonio, el resto
viven en pobreza extrema. En el Índice de Desarrollo Humano de las Naciones
Unidas (PNUD) ocupamos el lugar 71.
CONEVAL
afirma que en los últimos años, en 10 estados aumentó el número de mexicanos en
pobreza: Morelos, Campeche, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Estado de México,
Sinaloa, Coahuila, Hidalgo y Baja California Sur. En el Informe Panorama Social
de América Latina 2015, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(CEPAL) reporto que Uruguay, Perú, Chile, Brasil y Bolivia experimentaron
reducciones de la pobreza, en México se dio el mayor aumento de la pobreza
durante ese periodo de cinco años, con alza de 2.9 por ciento, seguido por
Honduras, con 2.3, y Costa Rica, con 0.1 por ciento. Alicia Bárcena secretaria
ejecutiva, afirma que el problema es más estructural que coyuntural y la causa
más importante es la erosión salarial.
Un ejemplo, lo representa Chiapas. Es el estado más rico en México en cuanto a biodiversidad y recursos, pues es el mayor productor de energía eléctrica en el país, pero el 34% de la población carece de electricidad en sus casas. Ocupa el primer lugar nacional en producción de café y el segundo lugar en producción en maíz y carne, pero es el estado con mayor desnutrición infantil y mortalidad materna, según el Instituto Nacional de Salud en sus informes más recientes.
Del
tema se han agotado ya muchas páginas y tinta, pero es importante que tengamos
en cuenta que la igualdad constituye uno de los presupuestos básicos de la
justicia. Ya Aristóteles en el libro de La política (IV, Capítulo XIII),
sostenía la interdependencia de ambos valores, afirmando que solamente será
justo lo que es conforme a la ley y a la igualdad, e injusto lo contrario a
aquélla y lo desigual. La medida cualitativa de la justicia es la igualdad, la
cuantitativa es la equidad.
¿Que
hicieron las sociedades escandinavas para convertirse en las sociedades más
igualitarias y equitativas del mundo?
En
principio tener en la educación su divisa más importante, un modelo basado en
equidad social, gratuidad, en no rivalizar ni competir por una calificación o
puesto. En un segundo momento el ejercicio de sus libertades. Luego la idea de
que la comunidad ésta por encima de la economía y del estado y finalmente el
adelgazamiento del estado y la reducción de altos impuestos. En este modelo los
salarios juegan un papel fundamental. La idea es más comunidad y menos estado.
La comunidad está vinculada a la idea del respeto compartido y efectivo de la
libertad y responsabilidad de los individuos.
Un
sistema donde a la base se encuentra la idea de la igual consideración que
descansa en la premisa de que “no es legítimo ningún gobierno que no trate con
igual consideración la suerte de todos los ciudadanos a los que gobierna y a
los que exige lealtad”. La igualdad de consideración es la virtud soberana de
la comunidad política - sin ella el gobierno es sólo una tiranía- y cuando la
riqueza de una nación está distribuida muy desigualmente, como sucede hoy en
día con la riqueza incluso de las naciones más prósperas, cabe sospecha de su
igualdad de consideración (Dworkin, 2000).
Con
igualdad de oportunidades es posible garantizar un ejercicio de derechos en
verdaderas condiciones de justicia. El principio de igualdad consagra la
igualdad de derechos y oportunidades entre todos los seres humanos, sin
distinción de sexo, raza, nacionalidad, religión, condición social, opinión
política, entre otras. No desconoce las desigualdades naturales, sociales y
culturales que existen entre los seres humanos como diferencias físicas,
intelectuales, económicas o de creencias. Por el contrario, parte de su
reconocimiento para luego afirmar, consagrar y promover la igualdad en el
ejercicio de los derechos y en materia de oportunidades, se expresa a través
del derecho a recibir un trato igualitario frente a la identidad de
circunstancias y opera como límite frente a la arbitrariedad.
Es
importante que el estado mexicano entienda que el desarrollo social no solo
depende del crecimiento económico, tiene una parte, pero se requiere una mejor
distribución de la riqueza y un incremento salarial equitativo. Es claro que en
los estados donde han surgido grandes necesidades hoy campea la violencia. Una
de las formas de violencia más evidentes es la miseria en la que viven muchos
de nuestros connacionales, con ésta se genera más violencia. El único remedio
duradero y eficaz a la pobreza y la desigualdad es que la gente tenga un
trabajo productivo. Con votantes y ciudadanos desiguales resulta ofensivo
hablar de democracia.
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